Publicado en La Voz de El Viso en marzo 2017.
¿Cómo me relaciono?, ¿Por qué siempre me equivoco con mis parejas? Todas estas preguntas podrían resolver basándonos en la teoría del apego de John Bowlby. El apego es el vínculo que establece el bebé con su cuidador (generalmente la madre). El apego se entiende como un lazo afectivo muy fuerte que determinar el desarrollo posterior de la personalidad del niño, su forma de relacionarse con los demás y su contexto.
Al realizar un paralelismo entre los estilos de apego de niños y adultos, encontramos tres tipos:
- Apego seguro: la persona se siente bien dependiendo de otros y a la vez que dependan de ella. Cuando mantienen una relación de pareja piensa que esta le proporcionar el apoyo que necesita y le hará sentir cómodo dentro de la misma. No tienen miedo al abandono y saben mantener los limites dentro de sus vínculos. En su niñez su cuidador respondía con muestras de cariño y demandas del bebé con inmediatez, lo que permite al niño desarrollar un concepto de sí mismo positivo y un sentimiento de confianza.
- Apego Ansioso-ambivalente: Se basa en la queja continuo ante la pareja; que no se implica demasiado, no responde a sus demandas de cariño, duda de la relación. La persona con dicho apego se muestra vigilante, desconfiado, intentando ser el centro de atención continuamente. Exagero los enfados, los celos para limitar los movimientos de su pareja. En su niñez su cuidador disponible solo en ciertas ocasiones, el bebé al no sentirse seguro deja de explorar su entorno y se vuelve temeroso.
- Apego Evitativo: Esta incómodo con sus parejas, no quiere relaciones de dependencia. En consecuencia, se hace autosuficiente, se encierra en si mismo, elude la ansiedad manteniéndose distraído, evita las relaciones íntimas, y trata de compensarlas con actividades no sociales. Todo este comportamiento se basa en la idea que todos al final le fallaran. En su niñez, el cuidador deja de atender las señales de necesidad de protección del niño, forzándole a valerse por sí mismo, lo que no le permite el desarrollo del sentimiento de confianza que necesita.
En conclusión, aprendemos a amar y a regular nuestras emociones tempranamente, si sabemos de dónde partimos podemos cambiar nuestra forma de actuar y conseguir ser felices.
La respuesta está en nosotros, no tengas miedo en conocerte.