Publicado en La Voz de El Viso en marzo 2018.
Así es como muchos padres perciben a sus hijos, como tesoros que deben proteger. Cuando un bebe llega a este mundo es cierto que necesita multitud de cuidados y todo nuestra atención, pero a medida que va desarrollándose nuestra presencia debe ir disminuyendo para que el niño experimente y aprenda. Cuanto más cosas realice solo o resuelva mejor gestionara sus emociones ante las posibles situaciones que encontrara de adulto. La figura de los padres es importante, pero debe ir difuminándose a medida que el niño crezca para potenciar su desarrollo cognitivo. Los padres deberán fomentar la participación activa del niño en las tareas, siendo una ayuda o apoyo para el menor pero no las respuestas ante cualquier problema o situación.
La sobreprotección no solo aparece en caso de hijos únicos, suele concurrir en la mayoría de los casos cuando falta alguno de los progenitores, han sido hijos muy deseados tras programas de fertilidad, hijo con enfermedades o hijos adoptados. En estos casos, los padres hacen un proyecto vida perfecto donde cada objetivo está planificado minuciosamente.
Las conductas de sobreprotección suelen aparecer en padres que han focalizado el eje de su vida en su hijo, sin pretenderlo, fomentando conductas infantiles no propias de su etapa evolutiva.
Las consecuencias más comunes son:
- Suelen ser niños miedosos, tímidos con dificultades para relacionarse con los demás.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Carecen de creatividad, de iniciativa. Les cuesta iniciar proyectos solos ni asumen toma de decisiones.
- Egocéntricos, el mundo siempre debe girar en torno a ellos.
«Cuando los padres han construido todo, a los hijos solo les queda el derrumbarlo»
K. Kraus